Pero …¿Qué es el talento? Bueno, muchas veces es alguien que da todo de sí ante la situación, se involucra en el trabajo, disfruta realizando sus tareas, hace lo mejor que puede y se esfuerza por alcanzar los objetivos de la empresa.

El talento también está siendo eliminado.
La entrada de talento en una empresa suele verse como una amenaza, un cambio en el status quo o una revelación de la escasez de talento existente. Es decir, son los mismos “compañeros de trabajo” los que se encargan de rechazar ese talento.

Hay mil y una estrategias, todas ellas sofisticadas, pero poco obvias y llenas de misterio.

El talento intenta lidiar con ellos, pero se cansará, rápidamente se siente impotente y se da cuenta de que no es respetado, que realmente no están involucrados y que deberían involucrarse para posicionarse. Ser colocado en el perfil en el que pasas demasiado tiempo. Personas que necesitan poder vivir una vida tranquila y tranquila en el trabajo.

El talento reconoce que cuenta con numerosas oportunidades y comprende que no tiene sentido soportar la tolerancia o la falta de eficacia por parte de la dirección cuando se trata de aspectos negativos dentro de la empresa. Este talento aprecia su bienestar, es plenamente consciente de su potencial y habilidades, y no está dispuesto a invertir su tiempo en conflictos improductivos o luchas de poder dentro de la empresa, ya que estas solo logran perjudicar al equipo en su conjunto.

Finalmente, el talento se retira y la mediocridad persiste. Permanecen también aquellos que no tienen la opción de marcharse o que piensan que no pueden hacerlo. Este fenómeno, aunque no es novedoso, representa una lamentable pérdida para las empresas. El comportamiento tóxico de ciertos perfiles resulta penoso, convirtiendo la travesía del talento en una experiencia agridulce.

Este problema es más grave de lo que podría pensarse, hasta el punto de que ya existen figuras como los gestores de talento y los gestores de felicidad y bienestar en las empresas. Después de muchos años de asesorar a empresas sobre beneficios laborales, he llegado a una conclusión. Lo que tenemos que hacer no es sólo lidiar con el talento, sino también con la mediocridad.

Al final mimamos a personas más destructivas, menos motivadas, más agresivas, sin darnos cuenta de las consecuencias, para que no nos causen problemas. Aquellos más cercanos al jefe y con menos probabilidades de interferir con él tienden a ser los más beneficiados, contribuyan o no más. Al fin y al cabo, alabamos la mediocridad y castigamos el talento.